Pride en San Francisco: entre la celebración y la resistencia ante los ataques a los derechos LGBTIQ+

San Francisco, 30 de junio. — El desfile del Orgullo LGBTIQ+ en San Francisco fue, como de costumbre, una explosión de colores, disfraces extravagantes, música y alegría. Sin embargo, este año, el evento tuvo un tono muy distinto: el de la resistencia. Ante las recientes políticas del presidente Donald Trump que afectan directamente a personas trans y queer, la marcha se convirtió en un grito político.

Este 2025, la celebración en Market Street y el Civic Center no fue solo una fiesta. Bajo el lema “La alegría queer es resistencia”, activistas, artistas, políticos y miles de asistentes recordaron que el orgullo nace de la protesta. Entre banderas arcoíris, disfraces brillantes y pancartas, también se escucharon mensajes firmes contra lo que muchos consideran una regresión en derechos civiles.

La congresista Sarah McBride, primera mujer trans elegida al Congreso, resumió el espíritu del momento: “Este orgullo se siente diferente. Es tiempo de recordar cuánto hemos avanzado, pero también de defender lo que está en riesgo”. Ella fue una de las oradoras invitadas en el desayuno anual del Club Demócrata LGBTQ Alice B. Toklas, donde también participaron figuras como Nancy Pelosi y el senador Adam Schiff mediante mensajes grabados.

A lo largo del desfile se pudieron ver muestras visibles de protesta: el senador estatal Scott Wiener agitaba un cartel que decía “ICE fuera de San Francisco”, empleados de la fiscalía local llevaban camisetas con el mensaje “Nos vemos en la corte” y había referencias directas a los ocho litigios que la ciudad mantiene contra la administración Trump.

Desde que Trump asumió su segundo mandato, ha eliminado protecciones para personas trans en el ejército, restringido acceso a tratamientos de afirmación de género y buscado impedir la participación de deportistas trans en deportes femeninos. En paralelo, movimientos conservadores han redoblado sus ataques contra el matrimonio igualitario. Incluso se ha propuesto renombrar el barco naval que homenajea a Harvey Milk.

La respuesta de San Francisco ha sido clara: unidad y orgullo. Sin embargo, el evento enfrenta también retos financieros. Tras la retirada de patrocinadores como Comcast y Anheuser-Busch —que alegan «riesgos reputacionales»—, los organizadores informaron un déficit de más de $175,000. Suzanne Ford, directora de San Francisco Pride, señaló que sin un impulso final de donaciones y ventas, el futuro de la marcha podría estar en peligro.

Pese a las dificultades, alrededor de 20,000 personas se congregaron frente al Ayuntamiento. Para muchos, como Patti Williams y Bob Lieder —quienes asistieron por primera vez desde Fresno—, fue una demostración de que la libertad y la diversidad siguen vivas. “Es increíble ver esta expresión de libertad frente al gobierno local. Es un respaldo real”, dijo Williams.

En palabras de una vecina que pasaba con su perro y decidió unirse al desfile: “Con todo lo que está haciendo Trump, es más importante que nunca estar presentes. Esto le recuerda a la gente que no está sola”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *