Ciudad de México — En una escena tan provocadora como simbólica, decenas de personas se despojaron de su ropa y marcharon completamente desnudas por las calles de la capital mexicana este viernes, en una manifestación que combinó activismo, estilo de vida y una poderosa declaración sobre la aceptación del cuerpo.
El recorrido comenzó frente al Senado de la República y se extendió hasta el Jardín del Arte en la colonia San Rafael, donde integrantes de al menos ocho colectivos nudistas caminaron con orgullo, invitando a los curiosos a deshacerse también de sus prendas. «¡Esos mirones, también que se encueren!», coreaban en tono festivo y desafiante.
Para los participantes, el nudismo no es una provocación, sino una filosofía. «Estar desnudo es una forma de liberación, de conexión con uno mismo y con los demás, sin prejuicios ni vergüenza», comentó Blanca, fundadora del grupo Nudtopía, una de las organizadoras del evento. Agregó que el nudismo urbano en la Ciudad de México es una tribu emergente que cada vez gana más terreno, pese al estigma social.
La marcha se desarrolló sin incidentes, aunque no pasó desapercibida para transeúntes, quienes entre risas, asombro o aplausos, se toparon con cuerpos al natural, sin censura. Pechos, glúteos, penes, pies descalzos y hasta alguna que otra erección formaron parte del desfile que, más allá del escándalo, pretendía abrir un diálogo sobre los tabúes que aún persisten en torno al cuerpo humano.
Este Día al Desnudo, como lo llamaron los organizadores, no fue simplemente una caminata sin ropa: fue un llamado a vivir sin miedo, a desafiar las normas impuestas sobre la apariencia y la moral, y a recordar que todos los cuerpos —sin importar su forma— merecen respeto y libertad.