Washington, 26 de junio de 2025 — El expresidente Donald Trump ha vuelto al centro de la controversia, esta vez al amenazar con emprender acciones legales contra CNN y The New York Times, acusando a ambos medios de difamación por sus recientes reportes sobre los ataques estadounidenses a instalaciones iraníes. A través de su abogado Alejandro Brito, Trump exige una retractación pública, alegando que los informes tergiversan la verdad y buscan dañar su imagen en un año clave para sus aspiraciones políticas.
CNN y The New York Times han respondido rechazando rotundamente las acusaciones. Mientras la cadena televisiva reafirmó su confianza en el trabajo de su equipo de reporteros, el periódico neoyorquino fue tajante: “No se ofrecerá ninguna disculpa. Dijimos la verdad lo mejor que pudimos y seguiremos haciéndolo”, declaró en un comunicado. Ambos medios defienden la veracidad de sus reportes, que se basan en una evaluación inicial de inteligencia filtrada que contradice las afirmaciones de Trump sobre los resultados de los ataques.
De fondo, el episodio pone en evidencia una estrategia ya conocida del exmandatario: el uso de amenazas legales como herramienta política. Durante años, Trump ha lanzado advertencias de demandas que rara vez concreta, pero que generan presión mediática y alimentan su narrativa de confrontación con la prensa. Expertos en libertad de expresión han alertado que estas tácticas pueden tener un efecto intimidante sobre periodistas y medios independientes.
El reporte en cuestión indicaba que los sitios nucleares iraníes no fueron “completamente aniquilados”, como Trump había asegurado. Funcionarios dentro del gobierno estadounidense han confirmado la existencia de dicha evaluación, aunque señalaron que tiene “baja confianza” y fue filtrada sin autorización. La Casa Blanca ha anunciado una investigación sobre la filtración, mientras Trump exige castigo para los responsables.
En medio de este nuevo enfrentamiento, lo que está en juego va más allá de una corrección periodística: se trata de un pulso entre el poder político y la prensa libre en Estados Unidos. Para la comunidad latina, que depende en gran medida de medios confiables para entender los cambios en la política exterior y sus posibles efectos migratorios, este tipo de disputas subraya la importancia de defender el acceso a información veraz y sin presiones.